Club de Pensadores Universales

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lunes, 9 de mayo de 2011

Bug-Jargal de Victor Hugo

     Victor Hugo, nacido en 1802, es uno de los más grandes escritores románticos en lengua francesa.
     Bug-Jargal es una novela de Victor Hugo. Publicada por primera vez en 1826, la novela es una nueva versión de un cuento corto anterior del mismo nombre, publicado en la revista de los hermanos Hugo, Le Conservateur littéraire, en 1820.
     La novela sigue la amistad entre un principe africano esclavizado, cuyo nombre es el título que lleva la novela, y un oficial del ejército francés llamado Leopold D'Auverney, durante los tumultosos años iniciales de la revolución haitiana.
     Hugo afirmó mas tarde que la historia iba a ser parte de un trabajo de colaboración denominado: “Contes-sous-la-Tente” (Cuentos bajo una tienda de campaña) y que Hugo había escrito en 1818, a la edad de 16 años en dos semanas. Sin embargo, el manuscrito está fechado en abril de 1819. (Wikipedia)
Haiti se encuentra en la parte occidental de La Española, también llamada Isla de Santo Domingo, las segunda isla mas grande de las Antillas Mayores.
     Haití es el tercer país más grande del Caribe, detrás de Cuba y la República Dominicana, con quien comparte 360 kilómetros de frontera. (Wikipedia)
Bug-Jargal
de Victor Hugo

     La historia gira al rededor de la isla de Santo Domingo, en el año de 1840. La historia comienza en la casa de Leopoldo, en Francia. Leopoldo es anfitrión de cuatro amigos. Ha sido una velada bohemia en donde todos han contado una historia personal, y ahora es el turno de Leopoldo. A los pies de Leopoldo, descansa Rask, un perro cojo. Leopoldo comienza su historia, comentando que Rask no solo es un perro, sino un símbolo de muchas cosas que comprenderán al escuchar su historia.
     El padre de Leopoldo y su tío Don René, deciden casar a sus hijos para unir sus fortunas. Don René vive en América, y se casó con una española que murió y solo le dejó una hija. Don René adora a su hija, y decidió nunca volverse a casar.
     A Leopoldo no le gustaba la idea de casarse con su prima, pues no conocía a María, y emprendió el viaje sin la menor intención de obedecer a su padre, sino solo por el deseo de conocer nuevos lugares. Leopoldo pensaba no casarse si ella no le agradaba una vez que la hubiese conocido. Se la imaginaba anipática y orgullosa.
     Pero Leopoldo se equivocaba y la sorpresa lo dejó mudo. Su belleza, su dulzura y delicadeza, le robaron al instante el corazón.
   Su tío Don René, tenía a su servicio a más de ochocientos africanos esclavos  que cultivaban sus tierras. Leopoldo, sintiendo lástima por los afroamericanos, era felíz en medio de una gran dicha, debido a su compromiso matrimonial con su prima María. En seis meses Leopoldo arregló la boda entre él y María, mientras la Asamblea Nacional Francesa, decretaba mismos derechos politicos a afroeuropeos y franceses.
      Una tarde, después de una reunión social, Leopoldo se disculpó de la reunión retirándose, pues tenía intenciones de reunirse con su amada María en la Hacienda. Sin embargo, cuando Leopoldo iba llegando a la Hacienda, escuchó gritos de María pidiendo auxilio. Leopoldo sacó su arma y disparó al cocodrilo, el cual cayó muerto. Esto sucedió frente a la mirada de un afroamericano esclavo, quien había salvado la vida de María. Pero cuando el africano vió que Leopoldo abrazó a María, le dijo a Leopoldo: “¿Porqué lo mató? ¡Mejor hubiera acabado con mi vida!” y se desapareció después de expresar esa frase de amargura.
     Leopoldo y María abogaron ante Don René por la libertad de ese africano que había salvado la vida de María. Pero Don René hizo caso omíso. Al tiempo después, Don René dió un paseo con Leopoldo por las plantaciones, mientras los pobres esclavos al ver la presencia del ámo, redoblaban los esfuerzos. Don René le dijo a Leopoldo: “Son unos hipócritas. Si yo no estubiera, estarían holgazaneando.” En ese momento, encontraron a un esclavo dormido entre la maleza, e inmediátamente Don René se bajó de su caballo y empezó a golpearlo. Mientras eso sucedía, un africano fuerte le quitó el látigo a Don René, lo rompió y le dijo: “¡Mejor pégame a mí! ¡Ese hombre está enfermo de tanto trabajar!” El africano, tomó una hacha y dándosela a Don René le dijo: “¡Si quieres herirme, hazlo con esto!” Las súplicas de Leopoldo fueron en vano, en favor de ese africano valiente, quien era el mismo que había salvado la vida de María. Su nombre era Bug-Jargal, y había sido cristianizado con el nombre de  Pierrot.  Pierrot fué encarcelado en el calabozo de la pequeña ciudad.
   Pierrot recibió las visitas de Leopoldo en el calabozo. Allí, Leopoldo lo encontró con el perro Rask, el cual había entrado por una rendija que el africano había roto con su fuerza. Pierrot, el esclavo africano, reconoció el aprécio de Leopoldo, quien ya le había salvado la vida dos veces. Poco a poco ambos se fueron haciendo amigos. En una ocasión que Leopoldo lo visitó, encontró a Pierrot entonando una canción, entonces Pierrot le dijo: “Cuando dudes de mi fidelidad, acuérdate de ésta canción, y que un día me escuchaste cantando.” El africano Pierrot le decía a Leopoldo al llamarlo por su nombre: “Hermano.”

      Mientras esto sucedía, María y Leopoldo eran felices haciendo los preparativos para la boda. Un día que Leopoldo visitó a Pierrot, Leopoldo le comentó a Pierrot sobre su próxima boda, y notó que Pierrot se llenó de tristeza. Sin embargo, Leopoldo disimuló el haberse dado cuenta. Entonces Pierrot le dijo: “Cásese antes del 2 de agosto, por su bién.”
     Un día después que aconteció la boda, estalló la revolución en la isla. Las haciendas y la ciudad se incendiaban; los africanos se habían insurrecionado. Lléno de preocupación, Leopoldo se enteró que su tío y María estaban atrapados en la fortaleza de la hacienda. Inmediátamente, Leopoldo se dirigió hacia allá con un regimiento de soldados. Al llegar a la fortaleza, Leopoldo vió cómo una bomba estallaba en ella. Leopoldo pensó que su tío y María habían muerto. Sin embargo, un capitán le informó a Leopoldo que Pierrot había dirigido la revuelta, había huído con María, y Don René había muerto.
    Leopoldo corrió como loco hacia el lugar que, según señalaba el capitán, había ido Pierrot con María. Mientras Leopoldo iba en la búsqueda, cayó agotado por falta de fuerzas, dando el más brusco páso de la felicidad a la más negra de las desgracias.
    Después que se recuperó, Leopoldo se alistó con las fuerzas francesas y luchó encarnizádamente contra los africanos insurrectos. En esos momentos, Leopoldo pensaba cuánta razón tenía su tío Don René, ahora muerto, acerca de ellos.
         Un día, al cruzar un puente de mecates, persiguiendo a una banda de rebeldes, Leopoldo pasó rápidamente al otro lado del puente. Sin embargo, cuando su ejército iba a la mitad del puente, unos esclavos del otro lado cortaron los lazos. Leopoldo vió con asómbro cómo caía todo su ejército al precipício. Leopoldo fué capturado y llevado al nuevo capitán de la insurrección: El Gran Biasón. Los rebeldes tenían a otros prisioneros franceses y decidieron matarlos uno por uno. Pero cuando llegó el turno de Leopoldo, el Gran Biasón supo que Leopoldo era sobrino de un gran hacendado. Debido a ésto, el Gran Biasón decidió conservar la vida de Leopoldo. Esto lo hizo con el fín de saber si los franceses eran tan valientes como para venir por Leopoldo a rescatarlo. Mientras tanto, el africano Pierrot era hecho prisionero por los franceses en la ciudad.
      Llegada la noche, los rebeldes esclavos amarraron a Leopoldo a un árbol. Unos guardias rebeldes lo cuidaban cuando Leopoldo despertó y escuchó la voz de Pierrot cantando. Inmediátamente el ódio y rencor de Leopoldo contra Pierrot se manifesó. Los guardias obedecieron al inesperado Pierrot, quien les ordenó que lo soltáran. Entonces, estando Leopoldo frente a Pierrot, le dijo: “¡Defiéndete! ¡Quiero matarte!” Pierrot en su humildad le dijo: “Yo soy como Rask para ti.” Esta era una forma en que Pierrot le expresaba su fildelidad a Leopoldo. Pierrot continuó y le dijo a Leopoldo: “Yo no te he causado todas éstas desgracias, sino mis hermanos.”  Leopoldo le preguntó: “¿Dónde está mi esposa?” Entonces Pierrot lo llevó a una cueva donde ella aguardaba con Rask. Los dos se abrazaron y ella le dijo que Pierrot le había dado esperanzas, pues a ella le habían dicho que él, Leopoldo, había muerto. Entonces Leopoldo se dió cuenta de la nobleza de su amigo Pierrot, y lo abrazó.  
     Esa noche, Pierrot le contó su historia  a Leopoldo. Pierrot le explicó que él era hijo del rey del Congo, y le contó cómo su padre fue engañado al venir aquí. Pierrot fue testigo viendo dolorosamente cómo su padre murió a latigazos y su esposa fué obligada a ser prostituída. Entonces, sus hermanos le pidieron que se pusiera al frente de ellos y les guiára a hacia una revolución. Debido a ello, Pierrot no podía negarse y por eso huyó de la cárcel para salvar a María de la bomba planeada en el fuerte. Pierrot no quería que Leopoldo sufriera lo que él sufrió. Así, Pierrot llevó a María a un lugar seguro.
     Leopoldo, al ver el gran amor que Pierrot sentía por ellos, le propuso que se viniera con ellos a vivir a Francia. Leopoldo le dijo a Pierrot que allá no tendría problemas. Pierrot le preguntó, cómo podía ser eso posible, puesto que él era prisionero de guerra. Pero Leopoldo le dijo que ya no lo era, pues ahora ellos eran los dueños de la hacienda, y por lo tanto, dueños de él. Ahora lo podían hacer libre.
      Pierrot le explicó a Leopoldo que hacía tres días que lo habían hecho prisionero los francéses, pero que él se había fugado de la prisión para salvarlo, cuando se enteró que Leopoldo estaba en manos de Biasón. Sin embargo, Pierrot le explicó a Leopoldo que tenía que regresar a la carcel de la ciudad antes del amanecer, porque veinte de sus hermanos prisioneros respondían con sus vidas si Pierrot no regresaba.
      Los tres se pusieron en marcha mientras Leopoldo y Pierrot cargaban en brazos  a María en la travesía rumbo a la ciudad. Cuando llegaron a la ciudad, Leopoldo dejó en cama a María. Leopoldo se despidió de ella de momento para ir a buscar a un médico, y le dijo que una vez que avisára al médico, iría a la cárcel para abogar por Pierrot, para que lo dejasen en libertad. Sin embargo, María le dijo: “¡Córre! ¡Córre!” Así, en el momento en que Leopoldo iba llegando a la cárcel, Pierrot ya estaba formado en el paredón, junto con sus compañeros, para ser fusilado. En vano Pierrot había suplicado a los soldados por sus vidas, pues los soldados franceses habían visto cómo la bandera negra flameaba en el monte, indicando esto que habían matado a más fraceses.  Esto suponía que Pierrot había salido de la cárcel para ver cómo los mataban.
     
     Entonces Pierrot fué formado con sus veinte compañeros y al momento de apuntar los soldados a los prisioneros, llegó Leopoldo con Rask. Pierrot fué muerto, Leopoldo fué herido en el hombro y Rask fué herido en una pata. Pierrot antes de morir, le dijo a Leopoldo: “Hermano, te encárgo a Rask y perdoname por haberme atrevido a sentir amor por María.”
     Una vez transcurrido ésto, Pierrot fué enterrado en la tierra donde tanto padeció, y Leopoldo regresó a Francia con María y con Rask. Por eso Rask simbolíza para él tantas cosas: Lealtad, Fidelidad, Sentimientos Nobles, Amistad.
     Los cuatro amigos quedaron en silencio. Tenían un nudo en la garganta. Pero solo una lágrima cayó, y fué la lágrima de Leopoldo sobre la cabeza del fiel Rask    
Adaptación: José Escobar.